La marjal de Pego

No hay nada mejor que despertarse un domingo y ver como mis papis preparan mis cosas para salir de ruta. Bueno si, ¡que esa ruta tenga agua!

Yo, muy emocionada me subí al coche, y olfateé en el ambiente que nos estábamos acercando al mar. Al parar, aunque no fue en la playa, estábamos en un sitio muy bonito. ¡Estábamos en la marjal de Pego!

Era un sitio tranquilo por donde pasear, rodeado de agua. Y aunque muchos sitios para entrar al agua el acceso era difícil, yo no dudé ni un momento. ¡Al agua!

Ahora sí, ¡que gusto pasear bien fresquita!

El sitio la verdad es que la zona donde estuvimos no era muy grande, paseando en un rato lo habíamos recorrido. Así que había que buscar algo con entretenerse, en mi caso, con un palo.

Tras un rato, quise hacer entender a mis papis que tenía hambre, pasando de jugar con el palo a comérmelo. Así que decidieron que era hora de hacer un descanso a comer algo. Y aunque el cuenco de comida era pequeño, ya que cuando estoy muy enérgica no me quieren dar mucha comida, ¡me sentó genial!

Así que tras una mañana muy divertida, tristemente tocaba volvernos. Como yo no quería, y creo que dar la patita no hubiera servido de mucho, decidí acabar el día haciendo una de las mías. ¡Al barro!

NOTAS SOBRE LA RUTA

La ruta es muy tranquila y planita, y aunque algo apartado es un sitio bonito de ver.

Aquí os dejo la ubicación de donde aparcaron el coche mis papis.

¡Mueve esas patitas y comenta!

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