Prueba Afiliados

Hoy vengo a contaros una manualidad sobre una de las cosas más importantes que tiene que haber en todas las casas. ¡Nuestros comederos! Y es que el fin de semana pasado nos pusimos manos a la obra para hacer unos comederos super molones, que además fueron ¡super baratos! ¡Así que aquí tenéis todo el proceso! Y por si queréis más información de cómo hacerlos estos son los materiales: En el comedero de mis tetes cortamos 9 listones de 10,2cm y otros 5 listones a 26,4cm. Y con estos 14 listones ¡ya podemos montar el comedero! Y en mi comedero, cortamos 2 listones de 15cm, 5 de 19,5cm, 4 de 45cm y otros 2 de 15cm para el nombre. Además, cortamos una madera de contrachapado de 30x10cm y 1cm de grosor. ¡Y ya sólo nos queda montarlo! Las ventajas y beneficios de elevar nuestros comederos son por una mayor comodidad a la hora de comer, ya que una buena postura cuando comemos favorece y ayuda a todo el proceso digestivo, también mejora la higiene ya que no esta en contacto cercano a la superficie. Nosotros recomendamos comederos y bebederos de acero inox por su fácil limpieza y resistencia. Y si os preguntáis porque el de mis tetes no tiene cuenco de agua, es por que ellos siempre beben del mío y están acostumbrados a comer juntos. Aún así en el comedero de gatos esta la opción de hacerlo de 3 cuencos para poner el agua en medio. Y aquí tenéis el enlace a un cuenco de inox de perro como el mío.

¿Sabéis la sensación de libertad de sentir en nuestro hocico la brisa del mar? ¿El ver como la arena se hunde ante tanta agua? ¡Es un pequeño gran paraíso! A mí me encanta la playa, aunque no sé por qué hay tan pocas donde nos dejen entrar. ¡Y esta es una de nuestras favoritas! Para mis papis lo es porque pueden aparcar muy cerquita de la playa y tiene zonas donde hay más rocas que arena, y a mi porque ¡hay un montón de rocas que tirarme al agua! Además de que en una parte hay un escalón, que aparece cuando el agua se mete hacia dentro ¡donde puedo saltar! Además, al ser una playa canina, han pensado en nuestras necesidades y hay postes con papeleras y dispensadores de bolsas, para así hacer trabajar un poquito a los papis y que siempre nos encontremos esta maravilla limpia. Aunque tenemos que ir con cuidado, ya que está separada por un pequeño río de la playa donde no nos dejan entrar, y a mi que me gusta saludar a todo el mundo, hay veces que me tienen que llamar. Pero ¡todavía hay más! Hay zonas donde no hay tantas rocas donde podemos darle la patita a nuestros papis para que nos pongan la toalla. NOTAS SOBRE EL LUGAR Tenéis que tener en cuenta que la playa canina está junto a la playa de personas, por lo que si vamos a estar sueltos es mejor irnos hacia el centro de la playa. A la entrada del agua, sobre todo a la izquierda hay un escalón, por lo que si sois pequeños ir con cuidado (y preferiblemente ir hacia la derecha). El acceso a la playa es bueno, además hay mucho espacio donde aparcar. ¡Y aquí os dejo la ubicación de la playa!

Sé que hace mucho tiempo que no muevo las patitas por aquí, pero ya estoy de vuelta y con ¡más ganas que nunca! Como sabéis me encantan las aventuras, viajar e ir en coche, y ¡vamos a juntar todas ellas! El verano pasado nos fuimos 20 días por el norte con la furgoneta del yayo, además de irnos con ella algunos fines de semana y aunque algo justos de espacio era genial. Así que tras mucho darle la patita a mis padres, la semana pasada se fueron y volvieron con una sorpresa. ¡Una Peugeot Boxer! Se trata de una Peugeot Boxer 2.2 HDI del 2007, en concreto una L3H2 (además de la reforzada, con ruedas más grandes y suspensiones más fuertes). Y que la apariencia no os engañe, que está ¡muy chula! Aunque cuando les sonreí a mis papis moviendo la colita más despacio para preguntarles por la pintura, me dijeron que es un defecto de fábrica que tienen las que son de la misma época que esta, tanto las Peugeot Boxer, como las Citroën Jumper y las Fiat Ducato. Pero me dijeron que no me preocupara, que lo importante es que era la pintura original porque no tenía ningún golpe, y solo un par de bollitos que me tuvieron que señalar para verlos ya que si no te fijas mucho no se aprecian. Así que me dijeron que me vaya preparando, que me ponga lijas en las patitas, porque ¡pronto empezaremos a pintarla! La Boxer es mucho más grande que la Multivan del yayo, esta L3H2 mide 600cm de largo, 205cm de ancho y ¡252cm de alto! Eso son 110cm más larga, 15cm más ancha y ¡55cm más alta!. Porque aunque para mí la Multivan ya era grande y cómoda, igual mis papis se levantan todavía más contentos ¡si no se dan en el techo! Además que ahora que todavía está vacía pesa 450kg menos a pesar de ser más grande, por lo que ¡tengo que aprovechar para meter muchos juguetes antes de que la llenen! Sabemos que nos va a llevar mucho trabajo, yo no hago más que pedirles chuches a mis papis para coger fuerza, pero queremos camperizarla de una forma muy guay, haciéndole hueco hasta el arenero ¡para que se vengan mis tetes! Y aunque sea un proceso muy largo, ya que queremos tomarnos algunos descansos para disfrutar del camino, ¡os lo vamos a ir contando todo! Pero de momento como en esta familia somos culos de mal asiento, una vez que la tengamos pintada y le hagamos una puesta a punto (ya estoy deseando meterme debajo de ella con mis papis para cambiarle el aceite). Pondremos un colchón, un par de cosas más, ¡y empezaremos a hacer alguna aventura mientras planificamos como queremos que sea por dentro! Porque por mí, con ponerle un colchón casi tan grande como la furgoneta, que deje un hueco para un buen barreño de comida, ¡es suficiente!. Pero no sé qué manía tienen estos humanos con querer ocupar espacio con cosas tan absurdas como una ducha… ¡Si para eso ya están los charcos! ¡¿Qué os parece?! ¡A ver esas patitas como utilizan el teclado!

Ahora que el tiempo no acompaña (para mis papis, porque yo, tengo calor hasta en la nieve), un buen plan es hacer manualidades en casa. Así que me dieron una buena chuche para estar entretenida, y se pusieron manos a la obra ¡para hacernos unas alfombras olfativas nuevas! Para hacerlo, tan sólo necesitamos: Un salvaplatos (nos hicieron una de 30x39cm y otra de 30x30cm) Dos bobinas de trapos (podéis conseguirlas en cualquier bazar) Tijeras Regla Para empezar, dejaremos a los papis que corten los trapos en trozos de 10 a 15 cm de largo. Decirles que para ir más rápido pueden medir uno y gastarlo de patrón para ir haciendo los siguientes. Deberán de cortar bastantes trapos, para hacer la alfombra de 30x39cm nos hicieron falta 660 trapos y para la de 30x30cm 484 trapos. ¡Casi nada! Y ahora toca ponerse ¡manos a la obra! En cada circulo tendremos que poner 4 trapos, 1 en cada extremo. En nuestro caso como era de 2 colores fuimos alternando uno de cada color, aunque podéis hacerlo de todos los colores que queráis, o de uno solo, ¡que fluya la imaginación! Deberemos ir haciendo de 3 a 4 nudos por cada trapo, dependiendo del grosor de este. De forma que, al estar los 4 trapos en el círculo, casi no quede espacio entre ellos por donde caerse los premios. Y con mucha paciencia y muchas patitas dadas, habrá que hacerlo en todos los círculos hasta que al final ¡tenemos la alfombra terminada! Aquí podéis ver el orden de colores que siguieron mis papis en la gris y granate. Ahora ya sólo nos queda probarla, para ello les pediremos a los papis que nos pongan premios, chucherías o incluso bolitas de pienso escondidas entre los trapos. Y así nosotros podremos olfatear en su búsqueda. Este tipo de juego es muy bueno para nosotros, ya que es estimulante, entretiene, nos sirve para hacer ejercicio físico y mental, mejora nuestro sentido del olfato y satisface nuestras necesidades mientras ¡jugamos! ¿Qué os parece a vosotros? ¿Os animáis a hacerla? Si vuestros papis no pueden hacerla (aunque sea fácil hay que dedicarle unas cuantas horas), nosotros también tenemos una Alfombra Olfativa que compramos en Amazon que también nos encanta. ¡Muchos lametones y a por esas horas de juego!

¡Guaus a tod@s! Hoy vengo a hablaros de uno de mis lugares favoritos. Un sitio que tenemos cerquita de casa, por lo que llevo a mis papis muchas veces. ¡La ermita de Sant Esteve! Este fin de semana estuvimos de ruta por allí, así que nada más llegar no hay nada mejor que ir hasta la ermita y ¡disfrutar de esas maravillosas vistas! Y aunque la subida hasta la ermita mucha gente la hace caminado, nosotros la hicimos con el coche ya que nos gusta guardar fuerzas (bueno, tienen que guardar fuerzas mis papis, porque yo, no) para hacer una de las rutas que podemos hacer desde allí arriba. Normalmente, hacemos la ruta hacia “l’alt de la creu”, ya que, aunque en Sant Esteve hay buenas vistas, desde allí son también muy bonitas. Lo mejor de hacer esta ruta, ¡es que voy suelta! Ya que la ruta es bastante tranquila, un camino ancho y aunque al principio con algunas piedras, luego ya se hace más “suave” (y menos mal, porque con lo que corro me haría pupa en las patitas). Para hacerla, tan sólo debemos de seguir la pista que hay indicada (cuando subáis a la ermita, veréis la pista como continua con la subida), y cuando lleguemos a un cruce que ya está casi al final del recorrido, si bajamos por el camino de tierra iremos hacia el “pla de la Balarma” y a la derecha, si subimos por el camino de hormigón, llegaremos hasta “l’alt de la Creu”. Durante esta ruta, ¡me conozco un charco que me encanta!… Digo, cuando llevéis sobre 1km llegaréis a una recta y veréis a la derecha una señal con una senda que va hasta la cueva “de l’avern”. Esta ruta la hemos hecho alguna vez, pero no es una ruta para todos, ya que es una senda con algún trocito algo más difícil, donde si tenéis las patitas más pequeñas que yo, igual necesitáis ayuda de vuestros papis para bajar. En Sant Esteve hay mesas donde poder comer, incluso hay una zona con paelleros. ¡Espero que os haya gustado la ruta! Si tenéis alguna duda, sólo tenéis que preguntarme a mi o a mis papis. ¡Muchos lametones y muchos palos! NOTAS SOBRE LA RUTA Para subir con el coche está todo el camino asfaltado, aunque en algunos lugares si os cruzáis con otro coche uno de los dos tendrá que dar marcha atrás. Una vez arriba en la ermita, decirles a vuestros papis que hay un parking. Y aquí tenéis la ubicación para llegar

Aunque ya se empieza a ir la calor, yo tengo durante todo el año. Así que nada mejor que ponerme al lado de la nevera mirándola, para decirles a mis papis que tengo hambre. Y en esta ocasión toca hacer ¡unos deliciosos helados de yogur con frutos rojos, zanahoria y apio. Para hacer esta receta, a parte de la patita, necesitamos: 2-3 Yogures naturales Frutos rojos Zanahorias Apio Lo primero que tenemos que hacer es trocear el apio y la zanahoria en trocitos pequeños. También preparamos los frutos rojos, y en esta bolsa que compramos congelada también venían fresas, así que ¡más delicioso todavía! Una vez lo tenemos todo preparado, por muchas ganas que tengamos de comérnoslos, toca rellenar los moldes. Primero ponemos un poquito de yogur natural en ellos y a continuación metemos los frutos rojos, el apio y la zanahoria. Y ya solo queda acabar de rellenar los moldes con yogur cubriéndolo todo y ¡al congelador! Ahora ya sólo nos queda esperar a que el congelador haga su trabajo. Yo me los quería comer antes de meterlos, pero mis papis los dejaron durante toda la noche. Y al día siguiente, ¡este fue el resultado! Ahora, ¡a disfrutarlos! ¡Aquí os dejamos el enlace a los moldes tan molones! BONUS ¡Parece que a mi hermano gatuno Akira también le gustan… ¡Jolin! ¡A mi otro hermano felino Garfield también! ¡Espero que me dejen algo!

No hay nada mejor que despertarse un domingo y ver como mis papis preparan mis cosas para salir de ruta. Bueno si, ¡que esa ruta tenga agua! Yo, muy emocionada me subí al coche, y olfateé en el ambiente que nos estábamos acercando al mar. Al parar, aunque no fue en la playa, estábamos en un sitio muy bonito. ¡Estábamos en la marjal de Pego! Era un sitio tranquilo por donde pasear, rodeado de agua. Y aunque muchos sitios para entrar al agua el acceso era difícil, yo no dudé ni un momento. ¡Al agua! Ahora sí, ¡que gusto pasear bien fresquita! El sitio la verdad es que la zona donde estuvimos no era muy grande, paseando en un rato lo habíamos recorrido. Así que había que buscar algo con entretenerse, en mi caso, con un palo. Tras un rato, quise hacer entender a mis papis que tenía hambre, pasando de jugar con el palo a comérmelo. Así que decidieron que era hora de hacer un descanso a comer algo. Y aunque el cuenco de comida era pequeño, ya que cuando estoy muy enérgica no me quieren dar mucha comida, ¡me sentó genial! Así que tras una mañana muy divertida, tristemente tocaba volvernos. Como yo no quería, y creo que dar la patita no hubiera servido de mucho, decidí acabar el día haciendo una de las mías. ¡Al barro! NOTAS SOBRE LA RUTA La ruta es muy tranquila y planita, y aunque algo apartado es un sitio bonito de ver. Aquí os dejo la ubicación de donde aparcaron el coche mis papis.

Ahora os voy a contar un consejo de una receta que me preparan mis papis cuando estoy mal de la barriga, se trata de la sopa de moro. Un remedio que me funciona muy bien cuando voy de diarrea, y que encima, ¡está muy buena! Esta receta es muy fácil de hacer, tan sólo necesitamos 500gr de zanahorias (dependiendo del tamaño que tengáis) y agua. Lo primero es dar la patita, para que nos caiga alguna zanahoria y así comprobar que están en buen estado. Y a continuación las metemos en una olla y las cubrimos de agua. Para que os sea más fácil podéis hacerlas a trocitos. Ahora las ponemos a cocer durante unos 30-40 minutos (aunque mis papis son tan ansias como yo, y lo hacen en una olla rápida en unos 20 minutos). Cuando las notemos blanditas ya sólo nos queda pasarlas por la batidora. Y ahora tener un poco de paciencia, y esperar a que se enfríe para ¡poder degustar esta sopita! Y aunque nos la comeríamos toda de una, hay que saber racionárselo y tomársela en varias tomas. ¡¡LAMETONES!!

¡Este verano fue genial! ¡Me fui de vacaciones con mis papis en la furgo! Así que aquí empieza la primera parte de este viaje inolvidable, de 20 días por ¡todo el norte! Y hoy voy a empezar por los Pirineos Aragoneses. Todo empezó el día 16 de julio por la noche, cuando vi que mis papis empezaban a bajar cosas a la furgo. Pero… ¡También habían muchas cosas mías! Así que tras una noche de dormir mucho para coger fuerzas para esta nueva aventura, el día 17 salimos rumbo a Vielha. Teníamos casi 600km de camino (¡menos mal que la furgo es como yo y no se cansa!), así que hicimos un par de paradas para que mis papis descansaran y yo hacer pipi, además de disfrutar de las vistas que habían por el camino. El viaje se me hizo hasta corto, sobre todo de la emoción que sentía de dejarme a los pesados de mis hermanos felinos en casa (¡Es broma! ¡Los eché mucho de menos!). Así que en un abrir y cerrar de ojos, estábamos ya allí. Dimos una vuelta y ya nos pusimos rumbo al camping donde pasamos la primera noche. Al día siguiente nos levantamos pronto, y ya que yo me había pasado la noche queriendo ir al río que había al lado del camping, me llevaron a los baños de Benasque. ¡Y que bien me lo pasé rebozándome en el agua! Tras un buen chapuzón, aprovechamos para comer. Y como los 20 días se nos iban a quedar cortos, subimos de nuevo a la furgo rumbo a Torla-Ordesa, a los pies del Monte Perdido. Y como yo tenía ganas de más agua, aproveché para estirar de mis padres hasta ¡otro río! Después de un día super intenso, los locos de mis papis dijeron de ir haciendo camino hacia Hondarribia y parar a dormir por el camino, pero como yo ya estaba agotada, fui adelantando el sueño. Dogtinuará…

A mí lo que me gusta es comer, pero hay veces que antes, toca prepararlo. Así que, con la ayuda de mis papis (aunque sólo para hacerlas, de comérmelas me encargo yo), hicimos unas deliciosas galletitas de pollo y atún, muy fáciles de hacer y que estaban ¡deliciosas! Los ingredientes que necesitamos son: 2 Pechugas de pollo 1 Lata de atún 4 Cucharadas soperas de levadura de cerveza 4 Cucharadas soperas de aceite de oliva Agua Lo primero que hicimos fue preparar todo, el pollo lo cortamos a trocitos y el atún lo escurrimos con agua. Una vez tenemos todo, nos lo comemos… ¡Ojalá! Una vez tenemos todo, ya solo nos queda triturarlo con la ayuda de la batidora. Esto se lo tuve que dejar a mis papis, y yo para ayudarles, ¡les di todo mi apoyo dándoles la patita! ¡Por último, ya sólo nos queda colocarlo en estos moldes tan molones! Si no tenéis moldes, también podéis poner un papel de hornear sobre la bandeja del horno y hacer bolitas. Ahora sí, lo metemos en el horno precalentado a 200º y nos toca esperar unos 20 minutos, que se hacen interminables con ese delicioso olor. Y ya sólo nos queda esperarnos un poco a que se enfríen, desmoldar, y ¡a disfrutarlas! NOTAS SOBRE LA RECETA El tiempo que lo tuvimos en el horno es orientativo, que vuestros papis vayan viendo como se van haciendo duritas, porque si no, os las comeréis crudas. Si no encontráis levadura de cerveza, la venden en tiendas de productos naturales para nuestros papis, así como en grandes superficies. ¡Y estos son los moldes que utilizamos! Ahora sí, ¡¡LAMETONES!!

Vamos a estrenar mi nuevo Dlog con un lugar que une las dos cosas que más me gustan, ¡Playa y montaña! Hace un tiempo fuimos a conocer «la serra gelada» y el faro del Albir, en Alfas del Pi (Alicante). Es una ruta muy fácil de hacer, donde hay unas vistas que ¡me quitan hasta el hambre! Una vez en Alfas del Pi, aparcamos en el inicio de la ruta donde las vistas ya eran muy bonitas, aunque a los pocos pasos vimos un cartel donde decía que tenía que ir atada. Así que, estirando de mis papis de la emoción de llegar a un sitio nuevo, nos pusimos en marcha. Es bastante diferente a lo que estoy acostumbrada cuando vamos a la montaña, la subida era suave y un camino ancho de hormigón. Nada de duras piedras de esas que te hacen pupa en las patitas. Enseguida vi un pequeño camino que parecía llegar a un mirador, así que decidí estirar de mis papis para llevarlos hasta allí. ¡Y que vistas! Continuamos subiendo y no parábamos de ver más amigos perrunos por allí, y yo no paraba de mirar con esa carita de pena que tanto me ayuda a conseguir lo que quiero. Así que como había poca gente y esta iba acompañada con más amigos perrunos ¡al fin me soltaron esa maldita correa! Corrí saludando a la gente, tumbándome en sus pies como es habitual en mí, mientras todo el mundo se reía y me rascaba la barriga (¡qué gusto!). Pero de pronto vi otro desvío en el camino, así que subí corriendo para llevar a mis papis hasta ¡otro mirador! Allí hicimos un pequeño descanso para comer algo. Unas bonitas vistas, el sol calentando acompañado de algo de viento y, dando la patita aunque no me la pidieran, mis papis compartían su comida conmigo. ¡¿Qué más se puede pedir?! Continuamos la ruta, hasta que llegamos a este cartel. ¡Ya sé que más se puede pedir! ¡AGUA! Mis papis se miraron mutuamente, me miraron a mí y yo los miraba moviendo la cola muy enérgicamente para decirles que quería ir. Y sí, ¡me hicieron caso! El camino de bajada ya no era de hormigón, pero estaba loca por ver esa cala. Así que con algo de cuidado, bajamos y al llegar, vimos que eran piedras grandes. Pero, ¡había agua y estábamos solos! Después de un buen chapuzón, ya estaba cargada otra vez de energía para volver a las andadas. Llegamos a un pequeño faro, donde pudimos relajarnos un poco disfrutando de las vistas. Imaginaros lo que nos relajamos, que ¡no me hicieron ni una foto! La ruta era corta, 2km que se me hicieron largos de tantas paradas que hicimos. Pero ya estaba empezando a hacerse tarde, así que empezamos a volver hacia el coche, esta vez sin entretenernos mucho. Una vez llegados al coche, mis papis me dijeron que ahora les tocaba disfrutar a ellos. Así que como estábamos al lado de Altea, subimos al coche y fuimos a acabar esta bonita aventura a una terracita. Ellos a disfrutar de una buena cerveza (¡bah!) y yo, ¡un buen cuenco con agua! ¡Pero no sin antes ver las bonitas vistas que había también desde Altea! Notas sobre la ruta Hasta el inicio de la ruta se puede llegar bien en coche y al menos nosotros no tuvimos dificultad para aparcar. Es una ruta fácil y corta, de unos 2km. La subida hasta el faro es toda de hormigón sin mucho desnivel. Además, durante el trayecto encontramos varias fuentes donde beber agua. ¡¡Lametones!!

¡Hola a tod@s! Mi nombre es Daga, una Golden Retriever muy enérgica y alegre que lleva algunos años en el mundo de Instagram, y que ahora está ampliando horizontes iniciándose en el mundo del YouTube, Blog (al que llamaré Dlog) y ¡quién sabe cuántas cosas más! Tengo 5 años, aunque muchos dicen que sigo siendo una cachorra, ya que cuando salgo a la calle, me pongo tan contenta que ¡puedo estar horas y horas sin parar de correr! Aunque luego cuando llego a casa, me encanta estar tranquila en el sofá junto a mis papis y mis hermanos felinos. Me encanta la naturaleza, correr por la playa o la montaña, metiéndome en cualquier sitio para investigarlo. Jugar con cualquier palo (incluso algunos que son tan grandes que hasta tengo que caminar de lado), cualquier piedra o cualquier cosa que se me cruce por mi camino. Y sobre todo, ¡me encanta el agua! Por mucho frío que haga, cualquier ocasión es buena para darse un buen chapuzón. En la playa o en la montaña, en cualquier charco que encuentre, ¡AL AGUA! Me encanta contar las experiencias de mis pequeñas aventuras, lugares para ver, las cosas que me gustan como recetas para mis chuches, y daros algunos consejitos en mi Instagram @dagagoldenretriever y a partir de ahora, ¡podré extenderme más en algunas de ellas aquí y en YouTube! ¡Poneros cómod@s y espero que disfrutéis leyendo y viéndome, tanto como yo publicando! ¡MUCHÍSIMOS LAMETONES PARA TOD@S!